Durante la guerra Hispano-Americana, Clara Barton estaba supervisando el
trabajo de
Un día, el Coronel Theodore Rooselvet acudió a verla, queriendo comprar
alimentos para sus enfermos y heridos en Rough Riders. Pero ella rehusó
venderle nada. Rooselvet quedó perplejo. Sus hombres necesitaban ayuda, y él estaba dispuesto
a pagarla de su propio dinero.
Cuando preguntó a alguien por qué no podía comprar los suministros, le dijeron:
-Coronel, lo que tiene que hacer es pedirlo- El rostro de Rooselvet se iluminó
con una sonrisa. Ahora lo entendía, las provisiones no estaban a la venta. Todo
lo que había de hacer era sencillamente pedirlas, y le serían dadas
gratuitamente.
Así es como el pecador recibe la vida eterna.
Así es como el pecador recibe la vida eterna.
La salvación es un don. Si pudiese ser comprada en una subasta, los millonarios
competirían por la compra y la mayoría de la gente quedaría excluida. Si se pudiese ganar trabajando por ella, los fuertes y capaces empujarían a los
débiles y enfermos fuera de la carrera. Pero el perdón que Dios ha provisto por
medio de Jesucristo es gratis, solo ha de pedirse. Nada que podamos hacer podrá
ganarla. Sólo por medio de la fe en Cristo y en lo que Él ha hecho en el
Calvario podemos recibir provisión para la más honda necesidad de nuestra
alma.
¿Tienes vida eterna por medio de Jesucristo? ¡Está a tu disposición si
reconoces con humildad tu pecado, y sencillamente pides a Jesús que te salve!
PORQUE POR GRACIA SOIS SALVOS POR MEDIO DE LA FE ; Y ESTO ES UN DON DE DIOS. Sn. Pablo
(Efesios 2:8)
Para pensar... ¿Porqué pagar el precio
de perderse, cuando la salvación es gratuita?